Lo de Roger Federer ya no tiene calificativos. Es curioso, pero muchos analistas y forofos le daban por acabado hace escasos meses. Pero Federer se ha rehecho. Ganó su primer Roland Garros, el único Grand Slam que le faltaba. Y ayer se llevó su sexto Wimbledon, que se dice pronto, recuperó el trono en la hierba londinense que le había quitado Nadal y también recuperó el número 1 del mundo.
Lo hizo a lo grande, derrotando a Andy Roddick en cinco sets. El último, épico, 16-14 para el suizo. Federer es por méritos propios el mejor tenista de la historia y ayer lo demostró dando un pasito más. A partir de ahora, nadie dudará de su calidad. Es un gran campeón y una gran persona, cuando vuelva Nadal podremos ver duelos que marcarán la historia del tenis. Las lesiones han mermado al de Manacor y se podrían haber visto grandes duelos. De todas formas, Federer, como empezó a demostrar en el Masters de Madrid, ha vuelto para quedarse. Saluden al campeón.
